miércoles, 21 de enero de 2009

TREMENDO DELIRIO

Mirar hacia abajo me da vértigo, mí famoso y usual vértigo, pero no puedo dejar de hacerlo. Respiro el aire que los árboles cercanos me ofrecen. No tengo miedo. El sentimiento en este momento se llama curiosidad.
Hoy en la mañana, al levantarme, decidí todo. Despertar nuevamente abrazada a la almohada, para luego desayunar mirando la pared y tener solo la idea de ir a tomar el colectivo como cada día me cansó.
No se porque la gente se me aleja, o mejor dicho…no se me acerca. No tengo idea de lo que hice para merecer el desprecio de cualquier persona.
Ahora estoy acá, con dificultad veo la vereda húmeda de la ciudad. Mis ojos se nublan y me los refriego, los cierro dos segundos. Los abro.
Al abrirlos veo mi cuerpo desarmándose allá abajo y la sangre dibujando cuadraditos, siguiendo la pendiente de las líneas de las baldosas.
Una ambulancia llega, un médico baja, me revisa los bolsillos, toma mi celular, intenta comunicarse con alguien.
Nadie. Una y otra vez veo como el médico marca un número de mi agenda. Nadie otra vez
Dos hombres bajan una camilla de la ambulancia, toman mi cuerpo lo suben a la madera. Me río de lo que pienso. Pienso que la madera debe ser dura.
La gente allá abajo ve la escena, nadie para, parecen apurados. Tengo una necesidad de gritarles, pero prefiero no perder detalle.
La portera sale cargando un balde con agua en una mano, en la otra lleva un secador con el trapo de pisos.
Con una sonrisa nota que la llovizna la ayudara a limpiar. El medico se acerca. Pregunta. Ella no sabe, no me conoce, dice no haberme visto.
Los ojos se vuelven a cerrar, los abro y veo las letras de la última página de un libro.
Sentada en el banco frente a la facultad donde nadie sabe que existo, noto que no leí el cuento para la clase de textos, sino que leí el deseo de mi vida.
Mucho no me importa, nadie se va a dar cuenta de mi presencia. Me incorporo y sola cruzo la calle para entrar a la facultad. Otra vez me toca ser invisible.




( Cuento del TP FINAL de Textos I )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lauris, me encontré ahí en tus palabras. Te admiro como siempre, muchísimo. te quiero más...Flor