Sentía el poder, al solo poner el 1er pie, ni bien llego al poder sintió, el mundo se mecía en sus manos y era mas que conciente con eso y solo por eso, por su seguridad, por primera vez se animaba a dejar entrever una sonrisa, liviana, mas bien pequeña, tampoco su seguridad había podido borrar su autoflagelación, la misma, que la acompañaba desde el nacimiento.
Pero este era su momento y nadie (al menos parecía) iba a arruinar el momento en el que el mundo se mecía en sus manos.
Mientras ella lo mecía, los invitados se mecían en el silencio miedo.
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