lunes, 19 de enero de 2009

encuentros 2

Tenía 16 años. El único beso que me había dado con una mujer había sido en una habitación, 4 paredes, puerta recontra cerrada o en el baño del boliche gay de la ciudad.
Ella Tenia 14 años, ese día la conocía, y en un banquito de Plaza San Martín tuvo la osadía de darme un pico en mitad de la charla. Dos señoras se acercaban. Sonriente las mire y le dije a una: “¡que lindo día señora!”

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